Es bastante poco común quedar embarazada de seis hijos y llevarlos a término con buena salud. Dado que ella había sabido desde temprana edad que no sería madre, Janet nunca pensó que formaría parte de esa pequeña fracción. Sin embargo, el destino tenía otros planes y la recompensó generosamente por sus dificultades, fe y tenacidad.
En la Isla de Man, Graham y Janet se conocieron cuando tenían 17 años. Inicialmente una amistad, su relación rápidamente se desarrolló en algo más. Janet tomó la decisión de contarle a Graham la verdad sobre su infertilidad después de darse cuenta de lo profundo de sus sentimientos. Nunca había tenido un ciclo menstrual debido a una enfermedad rara, y los médicos le dijeron que el embarazo no era posible. “Quiero estar contigo, y si no estamos destinados a tener hijos, que así sea,” replicó Graham.
A los 24 años, la pareja se casó. Poco después, Janet recibió noticias alentadoras de los médicos: aún tenía una oportunidad de ser madre. En Gran Bretaña, en la década de 1980, ella y Graham decidieron intentarlo todo. Sin embargo, no hubo éxito después de doce intentos.

Un nacimiento único y la hazaña de Janet
Para salvar a algunos de los niños, los médicos le aconsejaron a Janet esperar hasta estar embarazada de 23 semanas. A pesar de su angustia insoportable, Janet estaba dispuesta a enfrentar cualquier desafío para convertirse en madre. Cuando se hizo evidente que el espacio para los bebés se estaba agotando a las 31 semanas, los médicos decidieron realizar una cesárea.
Siete equipos médicos atendieron el parto el 18 de noviembre de 1983. Janet dio a luz a los seis bebés de manera segura bajo anestesia general. Su primer pensamiento al despertar fue sobre los niños. Afortunadamente, los seis seguían con vida y pesaban entre uno y uno y medio kg. Todas eran mujeres.
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Un mes después, Janet y sus hijas regresaron a casa. Para ayudar a su esposa, Graham tomó una licencia de paternidad.