Nuestros héroes (una pareja con dos hijos) llevan mucho tiempo soñando con una bonita casa donde cada rincón se adapte perfectamente a sus necesidades. Pero ante la realidad del mercado inmobiliario y su presupuesto, tuvieron que optar por una solución creativa: comprar un piso en un edificio antiguo y reformarlo por completo.
Así lucía el apartamento antes de la reforma:
Al desarrollar ellos mismos el diseño y llevar a cabo las obras de reforma, pusieron un poco de su alma en cada detalle, incluso si tuvieron que recurrir a ayuda externa para algunas tareas complejas (como cambiar tuberías, ventanas y electricidad).
El apartamento tenía una superficie modesta de 46,6 metros cuadrados, pero la familia logró transformar este espacio en un verdadero y cálido capullo.
El vestíbulo de entrada, que se convirtió en el punto de partida de este viaje de cambio, se ha transformado hasta resultar irreconocible.
Compacta pero funcional, se ha convertido en la entrada ideal para recibir invitados.
El armario ropero realizado por el marido de la casera y el elegante taburete restaurado por la propia casera añaden un encanto único a la entrada.
Al remodelar la cocina y la sala, los propietarios crearon un espacio amplio y luminoso donde cada elemento tenía su lugar especial.
El salón, fusionado con la cocina, se ha convertido en un lugar de reunión familiar y de relax.
El dormitorio se ha dividido en dos zonas. Un tabique de madera en forma de valla separaba el dormitorio de los padres del dormitorio de los niños.
El baño también se ha transformado y se ha vuelto funcional, elegante y confortable.
¿Qué os parece la reforma final? ¿Qué te gustó y qué se podría hacer diferente? Personalmente, nos pareció la decisión más extraña la de crear una separación entre el dormitorio y la habitación infantil en forma de valla.