Los paseos nocturnos por calles concurridas tienen su propia magia, ya sea solo o con niños. Cuando la vida cotidiana se detiene, los centros comerciales cobran vida y nos invitan al entretenimiento y la relajación.
Una de esas noches, una niñita se detuvo de repente. Ella había escuchado su canción favorita mientras caminaba cerca con su madre. Cuando sonaron las primeras notas de “Despacito”, no pudo evitarlo y comenzó a bailar de alegría. La melodía familiar la hizo olvidar todo lo que la rodeaba mientras expresaba su entusiasmo con ojos brillantes.

Con una sonrisa radiante en su rostro, la niña bailaba de alegría. Cada movimiento que hacía reflejaba pura felicidad. Su actuación espontánea no pasó desapercibida: cada vez más transeúntes se detenían, aplaudían y se contagiaban de su alegría de vivir.
Completamente absorta en su pequeño mundo, la niña apenas notó la creciente multitud que la rodeaba. Guiada por su amor por la música, bailó y cantó con libertad y despreocupación. Con tan solo nueve años, tenía una profunda pasión dentro de ella: conocía cada detalle de su canción favorita y adoraba a su artista favorito con todo su corazón.
Durante su actuación, la pequeña fue colmada de elogios. Los amantes de la música elogiaron su talento natural, su gracia y su expresividad. Por un momento pareció como si bailara sin esfuerzo, dejando atrás todos los límites.
Su madre observaba los acontecimientos con ojos brillantes: reconocía la singularidad y el espíritu libre de su hija y no frenaba su entusiasmo en lo más mínimo. Al contrario, les animó a ser completamente ellos mismos y a expresarse en toda su vitalidad. De esta manera, la niña logró encantar a las personas que la rodeaban.
Cuando las últimas notas se desvanecieron, aplausos y palabras de agradecimiento llenaron la plaza. Algunos espectadores entusiastas incluso sugirieron que la joven bailarina debería actuar regularmente en el centro comercial para llevar alegría continuamente y tocar corazones.

Llena de alegría por el cálido apoyo, la niña tomó la mano de su madre y la apretó con fuerza. Abandonaron el lugar juntos: un momento inolvidable en sus corazones y el final de una velada maravillosa y llena de acontecimientos.







